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Entendiendo Nuestra Posición como Hijos de Dios (Parte V) Sentados en Lugares Celestiales

  • Pr. G. David Carmisciano
  • 22 ago 2016
  • 3 Min. de lectura

"Una fe real acepta la palabra de Dios y nunca mira hacia atrás”.

Efesios 2:10 "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano para que anduviésemos en ellas.

La Biblia dice que vivimos en un reino llamado el Reino de Dios (Juan 18:36). El Reino de Dios es un sistema que gobierna al ámbito celestial. Como creyentes, Dios quiere que nosotros vivamos y operemos en las leyes que gobiernan el Reino de Dios. Jesús operó en ese Reino de Dios. Él ejerció autoridad sobre el mundo físico. Habló a los árboles y le obedecieron. Mandó a los vientos y le obedecieron. Habló a los muertos y regresaron a la vida. Jesús es nuestro hermano mayor. Él vino y nos mostró un ejemplo de cómo vivir, según las leyes del Reino. Ahora, como hijos de Dios, debemos caminar en esas mismas realidades.

Dónde estamos sentados con respecto a este mundo físico

Para nosotros, es importante entender que, a pesar que vivimos en esta tierra, no somos ciudadanos de esta tierra, según lo que a Dios concierne. Además, nuestra autoridad no viene de este mundo. El país de donde somos ciudadanos tiene la habilidad para controlar lo que podemos poseer hasta cierto grado. Por ejemplo: Si yo fuese un ciudadano legal de la República Argentina, ese gobierno y sistema político tendría un cierto grado de control sobre mi vida. Inclusive, usando presión, podrían hacerme obedecer sus leyes. Es importante que, como creyentes, entendamos que estamos en este mundo, pero no somos de este mundo. Quizás vivamos aquí, pero en realidad somos ciudadanos de la República del Cielo.

  • Juan 15:19 - Estamos en este mundo, pero no somos de este mundo. Jesús dijo que, aunque vivimos en esta tierra, no somos de este mundo. Somos miembros del cielo, con sus derechos y privilegios.

  • Filipenses 3:20 - Nuestra ciudadanía es del cielo. Somos ciudadanos legales del cielo. En esta porción de las escrituras, la palabra "ciudadanía" es la misma que conversación. Como creyentes, necesitamos hablar las cosas que son reales en el cielo, como si lo fueran también aquí en la tierra (Mateo 6:10).

Operamos bajo una ley diferente

Cuando entramos en el Nuevo Pacto, entramos en un Reino que ha sido construido sobre una ley diferente.

El ejemplo de un gobierno: Cuando un gobierno tiene un nuevo gobernante, las viejas leyes del gobierno, a menudo, cambian y nuevas leyes son establecidas. Lo mismo es cierto con las cosas espirituales. La vieja ley a la que servíamos era la ley del pecado y de la muerte. La nueva ley a la que servimos es la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús. Aunque nuestras vidas en el pasado eran gobernadas por la carne, ahora somos guiados por el Espíritu del Dios viviente, como hijos.

La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús es:

  • Una mejor ley edificada sobre mejores promesas (Hebreos 8:6).

  • Es más alta que la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:2).

  • Es una obligación, para todos los creyentes, seguirla (Romanos 8:12) No tenemos opción en el asunto.

El ejemplo de este mundo físico: En este mundo natural, hay una ley llamada la "Ley de la Gravedad". Funciona, sea que una persona crea en ella o no. Pueden creerla o no, pero se caerán de todas formas. La única forma en la que una persona puede negar la Ley de Gravedad es usando una ley más alta. La "Ley de la Aerodinámica" y la "Ley de Impulso y Vuelo" son leyes más altas. Si alguien usa estas leyes, pueden desafiar la ley de gravedad.

La libertad de caminar en una ley más alta

Como hijos de Dios, Él nos ha permitido la libertad de caminar en una ley más alta. Somos hijos de Dios, nacidos de nuevo y podemos caminar en las cosas que están reservadas en el cielo, así como hizo Jesús. Podemos imponer manos sobre los enfermos y verlos sanar, así como hizo Jesús (Marcos 16:18). Podemos hablar a los obstáculos en nuestra vida y ver cómo se remueven, así como hizo Jesús (Marcos 11:22-24). La Biblia, inclusive, dice que haremos cosas mayores de las que hizo Jesús (Juan 14:12). Al ejercer quiénes somos en Cristo, podemos traer las cosas que están en los lugares celestiales al ámbito físico en el que vivimos v hacer lo imposible, así como hizo Jesús.

En conclusión

Estos mismos ejemplos son ciertos en el ámbito espiritual. La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús desafía la ley del pecado y de la muerte, cuando alguien recibe a Jesús. Como resultado, el creyente nacido de nuevo, no tiene que vivir bajo la antigua ley, a no ser que lo escoja. Jesús pagó el precio, hace más de 2000 años atrás, para que no tengamos que ser esclavos de la antigua ley.


 
 
 

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