Entendiendo Nuestra Posición como Hijos de Dios. (Parte III)
- Pr. G. David Carmisciano
- 4 ago 2016
- 2 Min. de lectura
Un ejemplo: Si usted tuviera un hermano y sus padres, al morir, les hubieran dejado un terreno grande en el campo y les hubieran nombrado coherederos del terreno, eso significaría que su hermano y usted tienen todos los derechos y privilegios de esa herencia. Los dos tienen el mismo derecho de ser propietarios del terreno. Bueno, lo mismo es cierto acerca de nuestra posición en Cristo. Antes de ser salvos, teníamos la herencia de la muerte. Ahora, después de que hemos recibido a Jesús como nuestro Señor y Salvador, hemos recibido la promesa de una gran riqueza (2 Pedro 1: 4; 2 Corintios 1: 20). Jesús vino y, con su muerte, sepultura y resurrección, nos trajo todo lo que Dios tiene para ofrecer. Y con ese gran sacrificio, somos libres de cargas y ataduras, y estamos habilitados para ser coherederos con Cristo.
Nuestra imagen mental de Jesús
Es importante que tengamos la imagen mental correcta de nuestra posición, así como tenemos la correcta imagen mental de Jesús. Como hijos de Dios, en el Nuevo Testamento, vemos a Jesús como el único hijo de Dios. Esa es una imagen adecuada de Él en los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Pero, cuando nos vamos al libro de los Hecho y de las Epístolas, vemos cambiar el título de Jesús. Él pasa de ser el único hijo de Dios a ser el primero entre muchos hermanos. ¿Por qué vemos ese cambio? Porque después de la resurrección, Jesús ya no es el único hijo de Dios, sino el primogénito (Romanos 8: 29). Cuando aceptamos a Cristo, nos hicimos hijos de Dios, con todos los derechos y privilegios. No podemos ser hijos de Dios y no aceptar las cosas que vienen junto con ello. Ser un hijo también significa entrar en una heredad. Por tanto, la manera en la que nos vemos a nosotros mismos tiene que cambiar, para estar en acuerdo con lo que la Palabra de Dios dice. Si no podemos ver a Jesús viviendo en enfermedad, entonces no deberíamos vernos viviendo en enfermedad. Si no podemos ver a Jesús luchando con la pobreza, entonces, tampoco deberíamos vernos a nosotros luchando. Dios ha provisto la posición de ser coherederos con Jesús y no deberíamos conformarnos con menos de lo que la Biblia dice.
No podemos ganarnos la posición de coheredero
También es importante que nos demos cuenta que no podemos ganarnos la posición de ser coherederos con Cristo. Hemos heredado nuestra posición de coherederos porque somos hijos del Altísimo y no por otra razón. Jesús pagó por ello, es por ello que no importa lo que hagamos para ganarnos esa posición. La salvación es un regalo gratuito (Romanos 5: 15-16). Todo lo que podamos hacer, como creyentes, es aceptar el regalo que Dios nos ha dado y hacer todo de nuestra parte para cambiar en esa realidad.
Comments